domingo, 27 de mayo de 2012

LEYENDO CÓMICS EN CLASE


Una de las líneas de investigación más prolíficas de la teoría del cómic en los últimos años es la que explora sus posibilidades como herramienta didáctica. También desde la propia industria del cómic hay quien se ha dado cuenta de la importancia de acercar el cómic a las aulas. Es el caso de Edicions de Ponent, que acaba de publicar la Guía didáctica de El Arte de volar, un manual de uso de la novela gráfica de Antonio Altarriba y Kim, (Premio Nacional de Cómic 2010), escrita por Antoni Guiral con la asesoría pedagógica de Montserrat Vilalta. Pero con esta entrada no pretendo ofrecer un panorama exhaustivo del estado de esa línea de investigación (tampoco podría) sino aprovechar la iniciativa de la editorial para animar a los maestros y los profesores de instituto que no lo hayan hecho todavía a plantearse el tebeo como herramienta en sus clases. Esta entrada está dirigida a ellos.

El cómic (tebeo o historieta, tanto da) no es un género, ni un subgénero. Es un medio. Eso quiere decir que dentro del medio cómic se pueden desarrollar diferentes géneros (ciencia-ficción, fantasía, humor, no-ficción, superhéroes) de la misma manera que en la literatura o en el cine. También quiere decir que el cómic no es literatura. Desde mi punto de vista, se tiende a asimilar narración con literatura y eso es un error. La narración no es exclusiva de la literatura ya que existen artes que utilizan otros recursos además de la palabra para transmitir una historia. El cómic estaría, en ese sentido, al mismo nivel que la literatura, el cine o el teatro.

Otra de las consecuencias de considerar el cómic como un medio es que no tiene por qué estar orientado a ningún tipo de público en concreto. Durante décadas el cómic ha sido considerado un producto infantil porque una parte muy importante de la industria se enfocaba a ese mercado pero hoy hay cómics para todas las edades y, en realidad, siempre han existido los tebeos para adultos. Teniendo en cuenta esto la mayoría de prejuicios contra el cómic pueden ser desmontados con relativa facilidad.

Evidentemente, como en cualquier otro medio, no todos los tebeos son adecuados para ser utilizados en el aula, pero el cómic tiene unas características intrínsecas como lenguaje que lo hacen una herramienta a ser tenida en cuenta. Hoy en día es muy común utilizar fragmentos de película porque es una forma muy atractiva para enseñar, por ejemplo, el estilo de vida durante un determinado periodo de la Historia. El cómic hace exactamente lo mismo con una ventaja añadida. Por un lado coincide con el cine en que su naturaleza eminentemente visual sirve de motivación al alumnado mientras que, por el otro, su lenguaje basado en viñetas estáticas relacionadas secuencialmente obliga al alumno a imaginar qué es lo que ocurre entre viñeta y viñeta. Esa actitud activa que el cómic pide al alumno para ser leído ayuda a la comprensión y a la asimilación del contenido. Pero esto es solo un ejemplo, se puede analizar tanto el lenguaje como el contenido y existen infinidad de aplicaciones del cómic en el aula en función del curso y las competencias que se quieran trabajar.

Además de la guía que hemos visto al principio de esta entrada, existen multitud de herramientas a disposición de los profesores con sugerencias sobre cómo se puede utilizar el cómic en el aula. Muchas se basan en la comprensión del lenguaje del cómic e, incluso, en la utilización de programas y aplicaciones que facilitan la creación de tebeos. Este enfoque trabaja competencias comunicativas y resulta especialmente interesante para primaria y los primeros cursos de secundaria. Aquí tenemos un ejemplo de aplicación. El libro El cómic y su utilización didáctica de José Luís Rodríguez Diéguez puede ser de mucha ayuda. También en esta conferencia de Manuel Barrero encontraremos un buen catálogo de propuestas en función de enfoques y edades. 

En definitiva, el cómic puede ser un aliado del profesor si ese sabe como utilizarlo. 

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