martes, 28 de agosto de 2012

DEL ENTUSIASMO DEL DESCUBRIMIENTO A LA CARA DE PANOLI.

Del entusiasmo del descubrimiento a la cara de panoli. Ese podría ser el titular de esta mañana dedicada a investigar sobre los orígenes del término novela gráfica en España. 

La mañana comienza cuando encuentro en los artículos de Antonio Martín y Manuel Barrero para la revista Arbor una referencia a una historieta subtitulada "Primera novela gráfica que se publica en España". Esta historieta habría sido publicada en Madrid por la revista Monos durante 1906. Me llama la atención que Barrero afirma que el título de la historieta es Las aventuras de bebé y la atribuye a un autor español que firma como Márquez mientras que Antonio Martín afirma que la historieta se titula Las travesuras de bebé pero que se trata en realidad de la serie Foxy Grandpa de Charles Edward "Bunny" Schultze, que la revista   Monos habría rebautizado y atribuido al tal Márquez. Intuyo que las diferentes versiones se deben a que Barrero está citando un texto muy anterior de Antonio Martín, su libro Historia del comic español: 1875-1939, que fue publicado en 1978 y donde Martín afirma que "los tipos [de la historieta] se inspiraban en los comics norteamericanos «Buster Brown» y «Foxy Grandpa»".

Hago una búsqueda rápida en Google y descubro, gracias a un comentario en el  blog titulado Rico Estofado Cultural, que la revista Monos se puede consultar en la Hemeroteca Digital  de la Biblioteca Nacional de España gracias a lo cual compruebo que el título correcto es Las travesuras de bebé y que la serie se publica des de el primer número de la revista (lo que adelanta la fecha de publicación al 10 de diciembre de 1904) pero lo más importante es el texto que acompaña a la primera historieta de la serie: 
La novela gráfica que hemos empezado á publicar bajo el título que encabeza estas líneas, es sin duda la historieta más graciosamente dibujada y con más vis cómica que jamás ha publicado ningún periódico europeo. Su autor, el notable caricaturista norteamericano Ladendorf, la dió á conocer en The World, periódico de Nueva York, y merced á ello consiguió elevar su tirada en pocas semanas á más de 700.000 ejemplares.
Monos, en su deseo de dar á conocer al público cuanta gracia é ingenio derrochen todos los maestros de la caricatura, ha conseguido ser el primer periódico que en España publique tan interesantísima novela, que por lo bien dibujada y el ingenio del artista, como puede verse por los dos capítulos que hoy reproducimos, merece ser conocida de todos.
A todos los suscriptores de Monos que lo sean desde el primer número se les regalarán unas bonitas cubiertas cuando as termine esta novela, con el fin de encuadernarla.
En este punto de la mañana la excitación por poder aportar alguna novedad a la investigación sobre cómic en España es importante. Avanzo número a número preguntándome "¿quién demonios es el tal Márquez?" hasta que su firma aparece por primera vez en en número 5 de la revista. En ese número el título de la serie (que hasta el momento era estrictamente tipográfico) aparece en forma de cabecera ilustrada. Planteo la hipótesis de que la revista Monos nunca pretendió atribuir la historieta a Márquez sino que, al realizar y firmar éste las filigranas del título a partir del número 5 de la revista y sin que el nombre de Ladendorf fuera visible desde el número 3 de la misma, cualquiera que hubiera tenido acceso solamente a números a partir del quinto hubiera interpretado que Márquez era el autor de la historieta y no solamente de la cabecera.

Pero una vez identificado a Márquez, ¿Quién demonios es el tal Ladendorf? Otra búsqueda rápida en Google. Por una parte compruebo, en el blog del historiador del cómic Allan Holtz, que, efectivamente, existió un señor llamado Frank Ladendorf, que fue caricaturista en las páginas del New York World y que publicó en ese periódico una serie titulada Mischievous Willie. Para mayor regocijo Mischievous Willie resulta ser Las travesuras de bebé y aunque en general parece una imitación de las obras de Horgarth, según un profesor llamado Cole Johnson esta serie podría ser la primera en la cual sus personajes envejecen conforme pasa el tiempo. Por la otra parte, en el blog del prestigioso estudioso Pascal Lefevre, leo que la serie fue bastante famosa, que se llegó a hacer una película (dato que confirmo en Imdb) y que fue publicada en europa por la revista belga L’Illustration Européenne con el título (atención porque aquí sale a la luz la conexión entre el New York Wolrd y la revista Monos): Les Espiègleries de Bébé.

A estas alturas el entusiasmo era ya absoluto. La cosa avanzaba y parecía que tenía fundamento. Ya casi lo tengo atado y empiezo a plantearme hacer una entrada en este blog hablando del descubrimiento. Al final se impone la razón y me detengo a comprobar los datos y buscar otras fuentes que confirmen lo encontrado hasta el momento. Y ZAS! Siguieno la pista de la revista belga aparece un artículo de Álvaro Ceballos, de la Universidad de Liège, que en un somero pie de página echa por tierra mi gran descubrimiento: 
Estas viñetas aparecieron en las páginas de Monos desde su primer número, del 10 de diciembre de 1904 (véase Ángeles Ezama Gil, « Revistas y colecciones de libros populares : dos modalidades paralelas de difusión de las formas breves del relato en el periodo de entresiglos (XIX-XX) », in Javier Serrano Alonso ; Amparo de Juan Bolufer (dirs.), Literatura hispánica y prensa periódica (1875-1931), Santiago de Compostela, Universidade, 2009, pág.s 462-463). El original se había publicado en la revista belga Illustration Européenne como Les Espiègleries de Bébé. Hay que rectificar por tanto la atribución al dibujante Márquez propuesta en la monografía de Antonio Martín (op. cit., pág. 40), así como la apresurada afirmación de Sánchez Vigil (op. cit., pág. 206), pues no se trata de una novela gráfica en el sentido actual, ni de un producto español.
Y ahí es donde yo me quedo con absoluta cara de panoli. En fin, toca reescribir todo el trabajo de hoy. Anque, quizás todavía pueda sacar una buena entrada para el blog...

miércoles, 8 de agosto de 2012

UNA REIVINDICACIÓN HISTÓRICA


Me gustaría insistir en una idea que ya lancé en una entrada anterior. La investigación sobre cómic en España viene lastrada desde sus comienzos por la falta de datos fiables sobre tiradas y ventas. La primera cita es de 1971, la segunda es de 1987 y la tercera de 2008 pero la demanda o el lamento es siempre el mismo, así como la advertencia: sin estudios fiables sobre el global del mercado, el sector del cómic en España está condenado a vagar como un grupo de ciegos cogidos de la mano. ¡Y luego dirán que es la teoría la que da la espalda a la realidad!
Las dificultades para estudiar la evolución del mercado español de tebeos desde el final de la guerra civil a hoy se centran, principalmente, en la ausencia de datos objetivos sobre las tiradas y, lo que sería más representativo, sobre las ventas. 
FONTES, I. “Análisis del mercado actual de tebeos en España” en Estudios de Información (1971), 19-20, p.342
Desde una perspectiva social —que tuviera en cuenta intereses muchos más amplios— es imprescindible plantearse el problema del tebeo dentro del panorama cultural español. Hoy por hoy se hace imprescindible el investigar la tendencia de hábitos culturales de los españoles mediante un estudio en pronfundidad y con prospectiva suficiente que sirviera de complemento y de base para el diseño de cualquier política constructiva. En estos momentos no existen datos fiables de ningún tipo respecto a ventas, tiradas, consumo, opinión, etc.
REMESAR, A.; ALTARRIBA, A. Comicsarias: Ensayo sobre una década de historieta española (1977-1987) Barcelona: PPU, 1987. p.85-86
Como ya es obligada referencia, siempre hay que hacer notar que cualquier análisis sobre la situación del tebeo en España es siempre sesgada: El secretismo de las editoriales sobre sus cifras reales de distribución y ventas hace prácticamente imposible cualquier intento de aproximación al hermético mercado del tebeo en nuestro país. Si bien es cierto que el gremio de editores incluye de forma tradicional al cómic entre los ítems de su concienzudo análisis del sector del libro en España, no es menos cierto que estos datos ofrecen sonoras incoherencias que hacen muy difícil establecer conclusiones válidas respecto a esos datos.
PONS, A. “Los tebeos en España en el 2007” en VV.AA. Anuario de la historieta 2007. Barcelona: ACEE, 2008 p.60

martes, 7 de agosto de 2012

TEBEO, HISTORIETA, CÓMIC... ¿NOVELA GRÁFICA?

Un pedacito de la sabiduría de Toni Guiral que da que pensar sobre la situación de la industria del cómic española hoy en día:

“Tebeo” era el pasado, “cómic” el hoy y el futuro, y había que romper con el pretérito para entrar en la modernidad, costase lo que costase. A partir de 1977, pues, es “cómic” lo que identifica a la renovada historieta —término este infravalorado también por entonces—, considerada como un medio de comunicación maduro para lectores instruidos y adultos; o al menos eso es lo que creímos entonces. Pero la semántica, en este caso, provocó una confusión de la que todavía no hemos salido; en aquel momento lectores, profesionales y aficionados creímos en una división que facilitó olvidos y malas interpretaciones, olvidándonos que todas las viñetas pertenecen al mismo universo y que la separación entre infantil-juvenil-adulto —o pasado-presente— no es una escala de valores y calidades, sino de intenciones y contenidos.
GUIRAL, A. “1970-1995: un reloj atrasado y otro tren perdido” en Arbor. Vol. 187 (2011), núm. Extraordinario septiembre 2011, p.194